jueves, 5 de noviembre de 2009

Muralismo

“La Propuesta del Muralismo no es solamente la de crear un objeto estético sino que propone la creación en el marco de un hecho colectivo de reflexión y análisis. Este espacio necesariamente debe servir para consolidar un proceso de identidad colectiva como camino hacia una integración social latinoamericana como concepto de cultura”.


Este espacio se plantea como construcción de una conciencia dialéctica, de un sujeto ético que crea y produce en el marco de un espacio de significación afectiva y colectiva, en el camino hacia una integración social como concepto de cultura.

Como postura filosófica se plantea la construcción colectiva de un proyecto que trascienda a los que lo realizan, que fomente las potencialidades individuales en el marco de un proyecto común, que genere una memoria que los identifique utilizando una técnica adecuada que lo haga inalterable.

Este espacio necesariamente debe apuntar a consolidar un proceso de identidad colectiva como camino hacia una integración social como concepto de cultura. No plantearlo como voz unívoca de una inexistente totalidad (ya que eso sería trabajar con el discurso globalizador) pero considerar las cuestiones enunciadas nos diferenciará de los que creen que lo colectivo es una representación numérica, visión segmentada de realidades parciales cuyo resultado es en el mejor de los casos neutro. Pertenecen a una postura errónea de ocupar lo público con un criterio de intervención artística de mirada individualista, de exhibición personal, cuando deberían admitir que deben acercarse desde una posición humanista y social ya que la obra de Arte Público, hasta la efímera, está destinada a la sociedad y forma parte (o debería) de un proyecto de arte para todos.

Si hay algo que diferencia y caracteriza al Arte Monumental es su definición dentro de lo público y por consiguiente su relación con el entorno, con el hábitat. Su trascendencia, mas allá de lo material, es su relación con los valores, con lo que perdura, con la construcción de la memoria popular, con lo intangible. Este es el desafío, definir la voluntad de un pueblo de reconocerse en una obra que le pertenezca como hecho colectivo de la cual el artista es transmisor de conocimientos.

Debemos desarrollar espacios de creación donde el artista participe en la construcción de sentidos en forma colectiva o sea donde la respuesta provoque la dificultad de determinar con exactitud quien es el dueño de la producción cultural, donde la propiedad el hecho cultural pase a ser compartida. Pero esto supone necesariamente una postura ideológica, un marco teórico de definición política y básicamente una propuesta social. El tomar referencialidad de lo público y utilizar el arte como técnica de intervención propone cambiar el espacio social y comunitario. Sacar el arte a la calle cambia el concepto de reproducir y almacenar que proponen los museos y redefine el papel del espectador además de transformar la creación en un espacio donde se aporta a un trabajo interdisciplinario de construcción de una identidad

Lic. Cristina Terzaghi - prof. titular

No hay comentarios:

Publicar un comentario